No es la persona que te hace caer,
es el momento en que llega, en el que sucumbes
ante la necesidad de lo mismo en otros labios,
de un instinto contenido por la costumbre,
hecho a un lado por amor.
Y es tan urgente que no lo piensas,
tomas lo que deseas y eres,
en un instante,
la conciencia mas negra
víctima de las circunstancias
en que otras huellas quisieron hacer parte
de tu historia.
Es así como te pierdes en unos ojos negros
y un beso a la distancia
del otro lado de la ciudad.
y premeditas las sorpresas
para mantener el encanto del encuentro.
Y tu cuerpo suspira a la mas mínima
mirada desafiante de poder y deseo.
Nada que hacer, mas que lo que dictan
las manos presurosas de tierra firme
y las miradas expectantes
en busca de la eternidad
en la finitud de las pieles.
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